Es preferible elaborar salsas caseras ligeras, hacer bastante cantidad y congelarlas para utilizarla posteriormente cuando vamos con prisas. No se tarda tanto y a la larga comes mucho más sano teniendo siempre el congelador al 100%. Las salsas industriales que encontramos en el supermercado son una alternativa rápida para acompañar un plato cuando no podemos pasar mucho tiempo en la cocina pero no debemos abusar de ellas porque contienen niveles muy altos de azúcares añadidos, sal, los aceites añadidos no suelen ser de oliva virgen sino vegetales sin especificar, y además incluyen demasiados colorantes y conservantes que pueden llegar a perjudicar la salud si se consumen habitualmente.
Ah, a la hora de cocinarlas, no olvidemos retirar las salsas caseras ligeras del fuego unos 15 minutos antes de terminar su cocción y no condimentarlas demasiado ya que los sabores se potencian durante el proceso de congelado.
La congelación es el mejor método de conservación de las salsas caseras, porque mantiene todo el valor nutritivo de los alimentos. Aguantan en perfectas condiciones unos meses. Los recipientes tienen que ser herméticos, si es posible, de cristal o de un material específico para congelación y el congelador tiene que estar al máximo de frío. Para esterilizar los frascos, ponlos a hervir 5 minutos y déjalos escurrir en un paño limpio. Sencillo, en 5 min los tienes preparados. Los líquidos al congelarse se expanden, por lo que hay que dejar unos 2 cm entre la salsa y la tapa. Para descongelarlos, mete el envase en el frigo la noche antes, de ésta manera se respetará la cadena de frío.
Si necesitas porciones pequeñas de salsa, a nivel individual, puedes utilizar una cubitera y la rellenas, la tapas con plástico transparente y al congelador. Cuando estén completamente congelados, saca los cubitos de salsa, los guardas en una bolsa de congelar y la cierras bien. Tendrás cápsulas de distintas variedades para cualquier uso, sofritos, caldos etc.
SALSAS CASERAS MAS LIGERAS
Ya sabéis que se recomienda seguir nuestra dieta mediterránea por ser un ejemplo saludable, pero aunque se defiende el uso del aceite de oliva virgen para cocinar (ácido oleico y antioxidantes, lo mejor!), pero su exceso puede aumentar las calorías de nuestros platos, así que cuidado con abusar. Es una buena idea utilizar pulverizadores en lugar de aceiteras si queremos aderezar ensaladas cuidando la cantidad de aceite.
También se recomienda hacer la salsa o aderezo en un cuenco aparte para valorar así la cantidad que añadimos a cada plato y no sobrepasarse.
Cambiar la nata por productos lácteos desnatados, para reducir grasa. Hay yogures y quesos frescos o batidos bajos en grasa o incluso la leche evaporada, que pueden dar lugar a salsas muy interesantes. La nata es muy alta en grasas saturadas, en cambio la leche evaporada sólo contiene el 10% de grasa y es fuente de proteínas, calcio, potasio, magnesio, fósforo, vitamina A y vitaminas del grupo B. Siempre intento utilizar ingredientes alternativos más sanos para cocinar, se puede comer más sin subir de peso eligiendo bien sin perder texturas ni sabor. Prueba estos cambios y saldrás ganando.
Y para dar un sabor especial, lo mejor es ir combinando especias y hierbas aromáticas. No aportan ninguna caloría al plato y dan sabor y color. Es cuestión de ir probando y dar con la que más nos guste.
Para ir variando vuestros platos de ensaladas, carnes y pescados a la plancha, verduras etc os traigo algunas salsas ligeras, sencillas, que podéis ir añadiendo según el menú que tengáis preparado. No son pesadas, son rápidas de hacer y lo mejor es que dan un punto diferente a lo que aliñas. En la variedad está el gusto. A ver si alguna os viene bien.
Salsa de tomate: 2 latas grandes de tomate triturado, 2 dientes de ajo, pimienta, sal, comino, y tomillo al gusto, dos cucharadas de vinagre balsámico y un poco de agua. Cocer a temperatura media hasta que quede espesa.
Salsa de mostaza: es una de las salsas más ligeras. Basta añadir una cucharadita de aceite, una de vinagre, un poco de mostaza y orégano. Mezcla bien y ya tienes un aderezo para ensaladas, diferente a la típica de mostaza y miel.
Salsa barbacoa con miel, esta es algo más dulce: 4 dientes de ajo, 2 cucharadas de miel, 2 cucharadas de salsa de tomate, 50 ml de zumo de naranja, 50 ml de vinagre, una cucharadita de sal y una cucharadita de pimentón (dulce o picante, al gusto). Cocer diez minutos removiendo bien hasta que espese.
Salsa chimichurri para carnes:30 ml de vinagre, 40 ml de zumo de limón, 60 g de cebolla morada, 6 g de pimentón picante, 1 diente de ajo, 3 g de pimienta negra, un poco de laurel molido y sal al gusto. Trituramos todo bien y añadimos 90 ml de aceite de oliva, 20 g de perejil fresco y unos 5 g de orégano seco, picamos de nuevo y rectificamos de sal.
Salsa de yogur al perejil: un yogurt desnatado, 1 cucharada de mostaza, 1 cucharadita de zumo de limón, 1 cucharadita de perejil picado, 1 pizca de sal y otra pizca de edulcorante.
Salsa Rosa: 2 cucharadas de yogurt desnatado, 10 cl de salsa de tomate, media cucharadita de mostaza, sal y edulcorante (al gusto).
Salsa de yogur y ajo: Machacar dos dientes de ajo, 1 yogurt desnatado, 1 cucharada de pimentón dulce, otra de cebollino picado y sal.
Salsa de yogur con tomate: un yogurt desnatado, 2 tomates maduros y pelados, 1 cucharadita de perejil picado, 3 rabanitos rallados, 1 cucharada de zumo de limón, sal, pimienta y orégano.
Salsas con base de queso blanco:
Salsa de ricotta (requesón) y albahaca: un puñado de hojas de albahaca o seca, 4 dientes de ajos, 2 cucharadas de aceite de oliva virgen, media taza de ricotta, un yogur natural desnatado y una pizca de nuez moscada.
Salsa de queso a las hierbas: 2 cucharadas de queso batido 0% con 1 cucharadita de mostaza, 1 cucharadita de vinagre de vino, sal, 2 cucharadas de agua y 1 cucharadita de albahaca picada.
Salsa de queso y mostaza: 200 gramos de queso con una cucharadita de mostaza, media cucharadita de vinagre y sal.
Salsa al curry: 1 cucharadita de curry mezclado con 1 cucharada de agua, 200 gramos de queso batido. Calentamos al baño maría removiendo bien.
Estas son algunas de tantas salsas caseras ligeras que se pueden hacer variando un ingrediente u otro. Ya iremos añadiendo más. Espero que os vengan bien para dar un toque de sabor diferente a vuestros platos. ¿Cuáles soléis usar? ¿Añadimos más?
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