Vejer de la frontera es uno de nuestros destinos más habituales para hacer una escapada. Se puede decir que es uno de los pueblos más bonitos de Cádiz. Casi todos los años nos acercamos a pasar un fin de semana allí, tiene mucho encanto, hay algo que te engancha cuando paseas por sus calles.
De casas encaladas, calles empinadas y flores en cada esquina, representa perfectamente la idea que tenemos de un pueblo blanco andaluz.
Forma parte de la Asociación Los Pueblos más bonitos de España. Y no es para menos.
Está a 200 metros de altura. Desde algunos rincones se divisa la costa, está sólo a 8 kilómetros de la playa.
Como destino gastronómico también es interesante, pues combina la mejor carne de retinto (vaca) con pescados de gran calidad, como el atún rojo, por su proximidad al mar. Van apareciendo restaurantes más modernos ofreciendo cocina tradicional con un toque actual, dignos de mencionar. Como consejo no dejéis de visitar el Jardin del Califa (hotel y restaurante) pues no te deja indiferente, una maravilla de hotel con un restaurante con lista de reserva contínua y una atención excelente. Su terraza con vistas al valle mientras tomas un té con hierbabuena con una tarta de dátiles y almendras con salsa de higos, te dejará huella.
También descubrimos otro restaurante, Las Delicias, que era antiguamente un teatro, con una decoración muy particular y bonita. La cena fue excelente y muy bien de precio, pero hay que reservar porque tiene mucha aceptación. Cenamos tataki de atún macerado en miso y cítricos y ragut de retinto. De 10! se quedó pendiente probar las croquetas de chocos, que tenían muy buena pinta, así que para la siguiente visita.
Declarado conjunto histórico-artístico en 1976, Vejer conserva el castillo (s X-XI), flanqueado por 4 puertas: Arco de La Segur, Arco de Sancho IV, Arco de la Villa y Arco de la Puerta Cerrada. varias casas solatriegas del s.XVII-XVIII y varias torres.
La Plaza de España tiene una fuente en el centro decorada con azulejos y ranas, comúnmente se llama la Plaza de los Pescaitos. En esa mismo plaza, en la restaurante Trafalgar probamos las croquetas de calamares en su tinta, unas sardinas aliñadas y un tartar de atún rojo, para no perder la costumbre y probar siempre lo más típico del lugar.
En una de nuestras visitas nos alojamos en el hotel Convento San Francisco, muy acogedor y recomendable pues son habitaciones de un convento real y han mantenido esa decoración. La nuestra incluía un bonito arco en su interior. Te daba una sensación de paz enorme, pero nos entristeció mucho saber que estaban pensando transformarlo en dependencias institucionales. Espero que no se haga realidad y siga siendo el hotel convento acogedor que nosotros disfrutamos.
No dejéis de visitar la judería donde hay un mirador con vistas preciosas a Vejer. Allí encontraréis la estatua de la Cobijada, una mujer vestida de negro que antiguamente se cubría el rostro con el manto, salvo el ojo derecho. Dicen que es de origen castellano (s.XVI y XVII). El uso del cobijado se recuperó en 1976 y ahora lo utilizan en las fiestas patronales del 10-24 de agosto.
En una futura visita descubriré la noche de las velas, donde se apagan las luces eléctricas en todo el pueblo y sólo queda iluminado por velas. Merece la pena contároslo de primera mano.
Si queréis echar un vistazo a la web del pueblo descubriréis más detalles de Vejer de la frontera, pero no dejéis de visitarlo, os sorpenderá. ¿Habéis ido alguna vez? seguro que repetís como yo.
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