A veces esa intolerancia se debe a ausencia en el intestino de la enzima lactasa o porque no produce suficiente cantidad.
Es una alteración frecuente, aunque no se sabe con exactitud cuánto porque un alto porcentaje de la población no sabe que es intolerante, sufren trastornos tras la ingestión de leche y dejan de consumirla porque “les sienta mal”.
Cada persona tiene su umbral de sensibilidad. En general, todos digerimos mal la lactosa pero hay personas que pueden digerir determinadas cantidades de lactosa sin síntomas (hasta 12 g acompañada de otra comida) y otras que con menos de 6 g ya presentan síntomas de intolerancia a la lactosa.
La intolerancia a la lactosa tiene muchos síntomas que coinciden con el síndrome del intestino irritable. Estos síntomas aparecen entre 15 minutos y 2 h después de la ingesta de lactosa, desapareciendo entre 3-6 h tras la ingesta.
Tipos:
Tipo 1- Intolerancia primaria:
Aparece como consecuencia de una deficiencia de lactasa, bien desde el nacimiento (raro) o a partir de los 3-4 años (+frecuente).
Afecta a un 75% de la población mundial. En España, entre 20-40% de la población la sufre, según fuentes de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD)
Su distribución es diferente en función del grupo étnico:
- hay déficit en el 15% de los adultos de raza blanca,
- el 70-75% de los de raza negra y
- el 90-95% de los de raza amarilla.
- Los norte europeos (< 10%): No contemplan un descenso de la actividad de la lactasa. Se cree que esta capacidad se debe a una mutación genética dominante, que hacía que el gen de la lactasa no se desactivase y continuase más allá de la niñez.
- Los centro europeos y mediterráneos (10-50%): Con descenso de la actividad de la lactasa en la adolescencia.
- Los asiáticos, árabes, africanos, afroamericanos, indios americanos (>70%): Con descenso de la actividad de la lactasa a los 4-5 años, salvo los asiáticos, a los 3-4 años. Históricamente en estas regiones el pastoreo de ganado productor de leche era casi desconocido, por tanto nunca se produjo selección ninguna hacia la mutación tolerante, su frecuencia es la normal esperada por azar.
En las culturas donde el consumo de leche y productos derivados ha sido habitual durante años, la probabilidad de padecer esta afección es menor que en aquellos pueblos en donde tradicionalmente no se consumía leche.
Si os interesa el tema, es muy interesante este enlace que habla sobre la evolución humana y nos aclara muy bien el porqué de esta mutación:
Tipo 2 – Intolerancia a la lactosa adquirida o secundaria: tiene su origen en un daño de la mucosa intestinal o una reducción de la superficie de absorción, causada por diferentes patologías intestinales como gastroenteritis, síndromes de malabsorción, enfermedad de Chron, celiaquismo, desnutrición, intestino corto…
También puede darse intolerancia a la lactosa transitoria, debido a alguna enfermedad intestinal o un tratamiento con antibióticos que haya afectado al aparato digestivo, también por sufrir un vaciamiento gástrico rápido después de una cirugía.
La actividad de la enzima permanece, pero no existe una digestión completa de la lactosa por la disminución del tiempo de contacto con la mucosa intestinal. Cuando la enfermedad se cura y la mucosa intestinal se recupera, desaparece la intolerancia a la lactosa.
Recomendaciones de consumo:
1) Dieta baja en lactosa.
2) Aportar otros nutrientes que aseguren el aporte proteico y energético.
3) Mantener el aporte de calcio y vitamina D
Es importante conocer bien como se clasifican los alimentos, en función del riesgo que tienen por contener lactosa. Cuanto más natural sean el alimento, menor será el riesgo de que contenga leche y lactosa. No se puede establecer de forma genérica un umbral único de lactosa para todos intolerantes a la lactosa.
Incluyo un listado de alimentos que contienen-o no lactosa y menús con una dieta para intolerantes a la lactosa. de la Fundación del Corazón.
Si crees tener alguna de los síntomas de la intolerancia a la lactosa, acude a tu médico para asegurarte de su diagnóstico con diferentes pruebas.
Si el proceso no se detiene, puede llegar a dañarse gravemente el intestino, comprometiendo su estructura y función e impidiendo una adecuada nutrición por incapacidad para las funciones digestivas y absortivas.
Si ya has sido diagnosticado/a intolerancia a la lactosa, procura seguir estos consejos:
- Suprime la leche y derivados lácteos. No es necesario que elimines los quesos curados, el yogur y la leche fermentada, cuajadas… se toleran mejor porque llevan poca lactosa.
- Si no presenta síntomas con pequeñas cantidades de lactosa, tómala repartida a lo largo del día, en varias comidas y en pequeñas cantidades, tolerándose mejor si se acompaña de otro alimento que si se toma sola.
- No tomar leche y lácteos puede llevar a una carencia de calcio, vitamina D, riboflavina y proteína. Se necesita de 1,000 a 1,500 mg de calcio cada día, dependiendo de la edad y sexo.
- Toma alimentos que tengan más calcio (como verduras de hoja verde, ostras, sardinas, salmón en conserva, camarones y brócoli). Y si es necesario y se lo aconseja su médico, toma suplementos de calcio con vitamina D.
No se debe confundir la intolerancia a la lactosa con la alergia a las proteínas de la leche de vaca.
INTOLERANCIA A LA LACTOSA |
ALERGIA A LA PROTEÍNA DE LA LECHE |
|
Origen |
Deficiencia de enzimas |
Reacción inmunológica |
Causa |
Lactosa (azúcar) |
Proteína de la leche |
Síntomas |
Diarrea, gas, hinchazón |
Eccema, diarrea, anafilaxis |
Población |
Adulta |
Infantil |
Tratamiento |
Eliminación de lactosa |
Fórmulas infantiles |
Tratamiento: eliminar por completo las proteínas de la leche de vaca de la dieta. Aunque en principio debe eliminarse también la lactosa, ésta se puede volver a introducir una vez recuperado el cuadro diarreico y normalizada la mucosa intestinal.
Más información:
https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000276.htm
Deja un comentario